A continuación se presenta algunos puntos que nos pudieran dar atisbos sobre el tema de acuerdo a la siguiente entrevista hecha a una psicóloga social:
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Marina de Villagrán: Uno de los principios básicos de la Psicología Social es entender que ser humano y sociedad van absolutamente amarrados. No van separados, cada uno por su lado. Para que pueda haber cambios en lo individual, necesariamente tiene que haber cambios en lo social, en los aspectos objetivos de su vida, en lo político, en lo económico., y viceversa Estos cambios sólo puede provocarlos el mismo ser humano. Es decir: se establece una relación dialéctica entre sociedad e individuo donde ambos elementos se influyen recíprocamente. Es la sociedad la que determina la forma de ser de cada individuo, y es el individuo, o si queremos decir así: la suma de individuos, quienes pueden modificar la sociedad por medio de su esfuerzo transformador.
Argenpress: Es decir que el Ser Humano que conocemos hoy, basado en la idea de propiedad privada y ávido de poder, es un producto histórico. ¿Podríamos pensar en un nuevo sujeto social con otras características a partir de un nuevo modelo social entonces?
Marina de Villagrán: Sí, por supuesto: un Ser Humano más solidario, con nuevas formas de relacionamiento con el otro. Está visto que este Ser Humano que hoy conocemos, con esta forma de ser en términos sociales, tiene enormes vacíos. Los grandes satisfactores materiales que han podido llegar a desarrollar algunas sociedades no terminan de desaparecer las insatisfacciones; allí permanece el suicidio, o la úlcera gastrointestinal como producto de modos de vida enloquecedores –Japón tiene el promedio de úlcera gástrica infantil más alto del mundo– o el alcoholismo, incluso el alcoholismo infantil y juvenil, como por ejemplo acaba de informarse en Alemania, donde de un año a otro subió en un 19% el porcentaje de niños de 10 a 15 años que debieron ser hospitalizados con crisis alcoholémicas. Es evidente que aún todo el bienestar económico no es suficiente para que el Ser Humano se sienta enteramente satisfecho, o que sienta que tiene la posibilidad de desarrollarse libre y tranquilamente. En algunos lugares la gente puede llegar a suicidarse porque la hostilidad de la vida es absoluta, porque la gente no consigue trabajo por ejemplo, o también puede morirse de hambre, por supuesto, mientras que en otros países donde sobra comida los niños y jóvenes se suicidan porque la vida es tan ordenada, tan predeterminada, que ya no queda espacio para un accionar individual libre. El desafío es cómo conseguir un modelo social donde se tengan resueltas todas las necesidades básicas y al mismo tiempo la vida siga teniendo el sentido de abrir cotidianamente un reto, que valga la pena vivirla, que sea motivadora.
Argenpress: Y en esa compleja búsqueda, ¿cómo puede aportar la Psicología Social?
Marina de Villagrán: Por un lado, tratando de entender mejor qué es lo que motiva a los seres humanos. Por otro lado, comprendiendo que de acuerdo a la cultura donde cada ser humano se desenvuelve, sus motivaciones y sus satisfactores son diferentes. Lo que satisface a un niño en Japón no es lo mismo que satisface a un niño en Guatemala, y lo que satisface a un niño rural no es lo mismo que satisface a un niño urbano. Eso es muy importante no perderlo nunca de vista. Entendiendo que, si bien todos somos iguales en derechos y obligaciones, cada uno es diferente en sus deseos y el modo en cómo obtiene sus satisfacciones. El ser humano tiene que tener esa posibilidad de escoger por dónde caminar, tener un margen de libertad y de desarrollo personal, sin que ello implique pasar por encima de los demás. Es decir: teniendo claro los límites de cuál es el espacio de cada quien.
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¿Cuáles son las motivaciones predominantes en nosotros los venezolanos? ¿Desde qué valores buscamos satisfacer nuestras necesidades? Son preguntas claves...
Si, como expresa Ayn Rand: "lo que le has hecho a la sociedad, lo has hecho primero dentro de tu alma; la una es la imagen de la otra". ¿Cuál es la forma de relacionarnos con nosotros mismos? ¿Con nuestra Sombra (los aspectos inconsciente, oscuros, de nuestro ser) y con los aspectos más elevados de sí-mismo? ¿Somos solidarios con lo mentado como "lo peor y lo mejor" de sí? Y si no es así, ¿cómo ser solidarios con los demás? Porque nuestra forma de relacionarnos nos indica: "como es adentro, es afuera; como es afuera, es adentro".
Y, todavía más: ¿Ser solidario con qué de quiénes? Porque toda relación de crecimiento o provechosa es una relación de "intercambio de valor por valor", a diferencia de lo que ocurre en relaciones donde al menos una de las partes está regida por los antivalores del parasitismo, por una moral de saqueador, al decir de Rand, como parece ser la de predomina a lo largo de nuestros estamentos sociales.
Vivimos, decimos, en "tierra de gracia", por la riqueza propia de nuestro país, pero administrando la escasez, en medio de la abundancia. ¿Cuál es la proporción, entonces, de creador o productor de valor versus la proporción de saqueador o parasitismo que nos habita individual y colectivamente?
Wladimir Oropeza