PENSAMIENTOS SUGERENTES

"Conócete a ti mismo".
Sócrates, recordando la sentencia del dios Apolo, inscrita en la entrada del Templo de Delfos

"No es mirando a la luz como se vuelve uno luminoso, sino vertiendo luz en la propia oscuridad."
Carl Gustav Jung

"En general, los hombres no quieren que se les enseñe a pensar bien; prefieren que se les diga qué han de creer."
K. Gunnar Myrdal

"Una virtud básica del hombre es el pensamiento. ... Y tu vicio básico, la fuente de tus males, es ese acto antiético que algunos practican pero que no desean admitir: el acto de dejar la mente en blanco; la voluntaria suspensión de la propia conciencia, la negación a pensar; no la ceguera, sino el rechazo a ver, no la ignorancia, sino el rechazo a conocer."
Ayn Rand. La rebelión de Atlas.

"No querría con esta obra ahorrar a los demás el que piensen; al contrario, si fuera posible, querría incitarlos a pensar personalmente."
Wittgenstein

jueves, 13 de enero de 2011

Sobre quienes somos los venezolanos (una iniciativa de una amiga psicóloga venezolana)

Para aquelos que deseen leer y comentar sobre el tema, estamos llevando a cabo interesantes intercambios en el blog de mi amiga Maribel Padrón.

Pueden visitar estos otros enlaces. Estos temas también los tocaré, espero con mayor detalle en las próximas entradas que generaré en mi blog.

¿Quiénes somos los venezolanos? PArte I, II, III y IV. Habrán más partes con seguridad.

http://espaciovitalyconcienciadelotro.blogspot.com/2010/12/quienes-somos-los-venezolanos.html
http://espaciovitalyconcienciadelotro.blogspot.com/2010/12/quienes-somos-los-venezolanos_22.html
http://espaciovitalyconcienciadelotro.blogspot.com/2010/12/quienes-somos-los-venezolanos-iii.html

Les copio una muestra de lo platicado en la tercera entrega, invitándolos a entrar en el link justamente anterior para que lean el texto al cual damos respuesta:

4 comentarios:


Wladimir Oropeza dijo...
Estoy de acuerdo con tu planteamiento: los resultados del estudio de McClelland siguen siendo vigentes, ya que expresan dos profundas necesidades nuestras: el reconocimiento y el prestigio (a través del ejercicio del poder, vivido como un ejercicio disfuncional en las etapas tempranas y reproducido luego en las diversas interrelaciones humanas) y la aceptación y el amor (a través de la afiliación, vivida también de manera muy disfuncional), además de la necesidad de seguridad (vital y económica). Es importante destacar que el tener bajo nivel de motivación al logro (o lo que es igual, bajo nivel de locus de control interno o de internalidad), es decir, una baja orientación hacia la productividad, hacia los procesos de mejoramiento, competitividad, al proponerse frecuentes metas alcanzables-y-retadoras, y de querer ser mejor por la vía del crecimiento en los propios logros, no nos descalifica como sociedad. El problema no es que estemos orientado hacia la seguridad, el poder y la afiliación, sino que vivimos desde los antivalores cultivados en nuestra psique colectiva e individual desde los tiempos de la colonia. El predominio en nosotros de estas motivaciones no nos incapacita para el orden y la felicidad, sino que es la expresión disfuncional del poder y la afiliación, regida, insisto, por antivalores, lo que conlleva a que ejerzamos un boicot de nuestros planes conscientes, individuales y colectivos, es decir, dentro de nosotros están las fuerzas desde las cuales adversamos nuestros anhelos conscientes(Principio de Adversidad).
Wladimir Oropeza dijo...
Enfatizando un poco más sobre nuestra externalidad o locus de control externo y bajo nivel de motivación al logro, podríamos decir que este rasgo nos lleva a no ser un grupo humano altamente productivo y competitivo como USA, Japón, Alemania, etc. Pero no nos incapacita per se para ser un país que cultive el bienestar económico y psicológico. El tema es la prevalencia de antivalores: la preemiencia de referentes desde lo "peor" (y no lo mejor) de nuestro Ser. Un ejemplo de ello es lo que me parece un aspecto muy presente en nuestra psique colectiva (específicamente, nuestro inconsciente colectivo) desde los tiempos fundacionales de nuestro país: el anhelo de riqueza (que no es en sí misma mala), pero no ligado a un "intercambio de valor por valor" (Ayn Rand, La Rebelión de Atlas), sino a través de la modalidad del saqueo. Esta modalidad la presentaron nuestros conquistadores (caso ejemplar lo fue la búsqueda de El Dorado), después nuestros colonizadores, remontándose hasta nuestros días, reflejado en el "¡póngame donde haiga!"
mavele dijo...
Interesante la nota, que dice cosas que ya intuía y que me deja mas dudas que respuestas: nuestra motivación al poder ¿la tenemos desde la colonia?¿a todos los paises colonizados en esa poca les pasa lo mismo actualmente?¿porqué no a USA y Canadá?¿la culpa es, como diria Chavez, de los españoles?¿y que hicieron diferente a los ingleses para que terminaramos así? pero lo que mas me gustaría saber y espero que alguien algún día me responda es ¿habrá manera de revertir eso y hacer que nuestra sociedad trabaje en alcanzar el bienestar de los demás o debemos aceptar que eso es lo que somos, que así somos mas "felices" y que este es el pais que hemos construido y es el que merecemos?? Por mi parte cada día que pasa me siento mas como una extraterrestre recien llegada que no entiende lo que pasa alrededor :S
Wladimir Oropeza dijo...
¡Feliz 2011 Mariu! ¡Excelentes tus preguntas! Para mí sí es un factor que se configura desde la época de la conquista y la colonia. El tipo de liderazgo (por usar un término actual) que ejercieron los españoles y blancos criollos del mantuanaje y sus efectos sobre los grupos sojuzgados, que llevaron a la emergencia más acentuada de un rasgo cultural: la viveza, como mecanismo de sobrevivencia y forma de resolver necesidades. Hablamos de Tío Conejo, pero se nos olvida mencionar a Tío Tigre y lo que él representa y sigue representando en nuestra psique colectiva actual (a mi juicio, sigue vivito y coleando este personaje arquetipal en el ejercicio del liderazgo contemporáneo). Lo países que fueron colonias pueden tener algunos patrones similares, pero eso depende también de la acción y actitud de los colonizadores: toma en cuenta la cultura que transplantaron en gringolandia, centrada en instalarse, trabajar y hacerse ricos por sus propios esfuerzos (jugando un papel importante la motivación al logro en su grado, como lo manifestaban en ese entonces), formar familias (o llevarse las que ya tenían), no mezclarse con las etnias preexistentes (esto no es no bueno ni malo), etc. No creo que tenga sentido buscar un culpable, sino que todo responde a una dinámica psico cultural y socioeconómica. Yo sí creo que hay manera de revertirlo, o, mejor, irnos por mejores derroteros. Pero lo veo inicialmente más como una posibilidad individual (para aquellos que respondan y vivan desde los Valores-de-su-Ser) y que luego pueda haber una labor educativa a nivel gubernamental (¡claro!, esto exige un tipo diferente de líder que no aparece todavía en el horizonte). Aceptar que eso es lo que somos y nada más sería un craso error de identidad: identificarnos con nuestro yo inferior individual y colectivo, sin considerar los Valores-del-Ser-venezolano, de lo cual no hemos hablado todavía, y que lastimosamente se manifiesta en un caldo de valores-antivalores, porque no hemos resuelto nuestras contradicciones. Tu sensación alienígena es un excelente síntoma de la onda en la que stás vibrando!

viernes, 7 de enero de 2011

Sobre la salida de la pobreza: a través de los talentos (el caso de un indigente). Parte I

Este es un artículo que querría compartir con ustedes para ilustrar un tema harto presente en nuestro contexto venezolano, la existencia de personas pobres, y en el cual se plantea una forma de abordarlo: el usar sus talentos para salir de dicha condición, en vez de hacerlo a través de la permanencia en la mendicidad o de la postura del que quiere vivir simplemente del Estado, sin establecer un intercambio que sea de valor para ambas partes.


Estamos claros que en muchos casos hay que brindarles apoyo a las personas que evidencian algún talento, como abajo se ilustra, y lo interesante sería "cultivar una cultura" (disculpen la perogrullada) donde busquemos este tipo de salida a este problema: concientizar nuestros talentos (o capacidades, es decir: patrones recurrentes de pensamiento, sentimientos y acción, que pueden tener una aplicación productiva) y apoyar a otros a que concienticen los suyos, usando dichas capacidades para intercambiar valor por valor, lo mejor de mí por lo mejor tuyo.


Les transcribo a continuación el artículo...

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Indigente con voz de locutor recibe ofertas de empleo tras triunfar en la red

El Nacional, 07 de enero de 2011

Pocas horas después de que el periódico Columbus Dispatch colgase en su página web un vídeo de Ted Williams, un indigente dotado con una gran voz, el hombre empezó a recibir múltiples ofertas de trabajo, incluida una del equipo de baloncesto Cleveland Cavaliers para convertirse en su voz.

http://www.el-nacional.com/www/site/p_contenido.php?q=med%2F175191%2FArte+y+Espect%C3%A1culos%2FIndigente-con-voz-de-locutor-recibe-ofertas-de-empleo-tras-triunfar-en-la-red%2Fv

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Una de las cosas que más se han reiterado desde hace tiempo es que la pobreza es un derivado de las ineficientes y/o injustas estructuras socioeconómicas y políticas y que el Estado debería resolverlo. Luego de haber experimentado los sentimientos asociados al tema, me parece importante hacerse algunas preguntas: ¿responde dicha problemática solamente a un problema del modelo económico y/o político?, ¿no juegan un papel los valores -o antivalores- que cada uno decide expresar, los valores que la sociedad y los líderes reproducen?, ¿es responsabilidad solamente del Estado o de la sociedad?, ¿por qué sería así y cuáles son las implicaciones para con el resto de la sociedad?, ¿no existe la responsabilidad individual en la superación de dicha condición y estaríamos hablando solamente de víctimas?, ¿podría haber algo erróneo en la forma de abordar esta problemática a través de nuestra historia pasada y actual?


Muchas personas tal vez considerarían que estas preguntas reflejan insensibilidad por parte de quien las formula, que es inconcebible plantearlas, expresando que es muy obvio el atacar sin miramientos tal flagelo social. Y que no debe revisarse ni las implicaciones ni la forma, sino que hay que responder de forma inmediata a brindar todas las asistencias posibles, como deben hacerlo todas las personas humanitarias. Pero resulta que formular estas preguntas no es indicativo de insensibilidad ni de antihumanismo, sino de mirar la problemática desde una perspectiva diferente, que permita mayores logros y más realistas, buscando concientizar (y crear conciencia sobre) aquello que, en nosotros, genera inercia psíquica ante el cambio, e incluso se le opone y lo obstaculiza.


Recuerdo los frecuentes discursos sobre el altruismo que daba el máximo dirigente de una empresa pública, sobre las necesidades y las injusticias que han padecido muchos y siguen sufriendo, y que se debería mostrar sensibilidad social y responsabilidad ante dicho sufrimiento. Esto llevó a que permitiera la incorporación de personas tenidas por pobres algunas, o muy necesitadas otras, a puestos en la empresa para los cuales no tenían las competencias mínimas requeridas. Más allá de los muchos casos (otros pocos tenían un final mejor, luego de algunos estudios para buscar colocarlos en puestos más cónsonos con sus capacidades, en caso de ser posible) de entorpecimiento de los procesos organizacionales y malestares vividos por el equipo de trabajo de dichas áreas, debiéndose ser tolerante en aras de la moral altruista, quiero poner el acento sobre un grupo de casos en particular, casos que nos permiten tener cuidado con las generalizaciones a ultranza que muchas veces hacemos, por no hablar del voluntarismo irreflexivo bastante frecuente en nuestra cultura.


Había personas que buscaban ayuda y hasta la demandaban: se les debía dar dinero o trabajo porque era una situación de extrema necesidad o porque debía repararse una situación tenida por injusta (la existencia de algunos con mucho y muchos con poco). Sabían, me parece, de la sensibilidad que el dirigente de la empresa profesaba e iban a pedirle directamente. Pero él llegó a presenciar casos en los que luego de dejar de darles dinero y ofrecerles trabajo, estas personas desaparecían, para nunca volver. Otros aceptaban el puesto y a los pocos días dejaban de ir, sin ni siquiera tener la amabilidad de anunciar su decisión y agradecer la oportunidad. En este momento recuerdo también varios casos de personas que llegaban con “ínfulas” de ser personas importantes por haber sido ingresados directamente por el dirigente de la empresa, y que luego de caer en cuenta que no tendría oportunidad de una parcela de poder, igualmente se iban despotricando por las nuevas injusticias padecidas.


Estas experiencias con el tiempo me llevaron a pensar que, para algunos, el tema de la pobreza no era un problema en sí mismo, sino que el problema era la forma de lograr acceder a los recursos (dinero, alimentos, vestimenta, etc.) sin tener que abandonar el estilo de vida pedigüeño o de “paracaidista apoderado”. Así pude palpar de forma más clara la gran enseñanza contenida en esa pequeñita obra española, “Lazarillo de Tormes”, sobre la existencia de rasgos de viveza y oportunismo, además de la posibilidad de asumirse la pobreza como un estilo de vida (una idea igualmente expresada por Alejandro Padrón en su novela “Escuela para pobres”, escrita desde nuestra realidad). También aprecié que la actitud asistencialista, con claros rasgos heroicos (“¡heme aquí que yo, tu benefactor, tu salvador o libertador, voy a resolverte este problema, con el que tú no puedes lidiar, del cual eres una víctima!”), de tales ayudas no constituyen una forma eficiente, ni siquiera sana, de apoyar la salida de las personas de la pobreza. Pero esta postura heroica, fuertemente arraigada en nuestro inconsciente colectivo, es parte de lo que repetimos históricamente, junto con su contrapartida psicológica de la "víctima" y el "impotente".


Es decir, por un lado la actitud heroica, que en apariencia está cargada de “buena voluntad” pero esconde oscuras satisfacciones al aparecer como benefactor, a la vez que no promueve realmente el desarrollo de las “fuerzas esenciales humanas” ni capitaliza de forma sostenidamente creciente fortalezas, competencias, prácticas exitosas y un mayor bienestar psicológico y económico, si no que más bien propicia la permanencia de la dependencia institucional y estatal. Esta actitud me hizo recordar el dicho: “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”, razón por la cual las acciones de Estado de corte altruista deben ser claramente evaluadas, visualizando los posibles escenarios y exigiendo resultados. Reconozcamos tanto que esta actitud heroica (y no olvidemos sus posiciones psicológicas complementarias) ha sido una característica presente a lo largo de nuestra historia venezolana: reflejada por nuestros gobiernos y esperada por el pueblo. Es un patrón cultural de nuestra psique colectiva que necesitamos revisar por nuestro propio bien y el de los proyectos institucionales destinados a particulares y comunidades.


Por otro lado, están los que quieren mantener su estilo de vida como víctima, dependiendo de la capacidad productiva de los demás, pidiendo de manera solapada que se les ponga “donde haiga” (sic). Y aquí viene al caso esas sabias enseñanzas de: “no echéis las perlas a los cerdos”, “separad la paja del trigo”, siendo conveniente aprender a distinguir el terreno donde sí pudiera fructificar la semilla, de aquel terreno donde no. ¡Claro, estas enseñanzas bíblicas nos indican que aprendamos a hacer el bien mirando a quien! Todo lo contrario de lo que comúnmente profesamos a todo pulmón, incluso con mucho orgullo. Otro patrón que es importante desenmascarar y ponerle límites.


En el medio están aquellos que luchan con sus propias manos por salir adelante, algunos con resultados dentro del promedio, y otros llegando más lejos, al convirtiendo sus talentos en fortalezas al conjugarlas con conocimientos y destrezas cónsonas, mediante la práctica continuada, aprovechando o creando oportunidades, desempeñando trabajos acordes con sus capacidades y aprendiendo a aportar valor a los distintos entornos en los que se mueven.


Apoyar a otros en su proceso de solución de un problema y en su crecimiento personal, profesional y laboral te brinda satisfacciones si tienes motivaciones cónsonas con el ejercicio de esta actividad. Es una decisión individual, además de institucional, que considero hoy por hoy nos resulta conveniente, pero que requiere desenmascarar o no apoyar la actitud de “saqueador” que se manifiesta en los distintos niveles sociales, e incluso en varios de los que pretenden erigirse en defensores del bienestar público. Es saludable prestar apoyo bajo un esquema que promueva el crecimiento, la productividad, la autonomía, la independencia del otro, asumiendo el receptor de la ayuda su cuota de responsabilidad y dentro de un marco que implique el intercambio de valor por valor en ésta y en las restantes interrelaciones humanas.


Wladimir Oropeza
Psicólogo

Bibliografía
  • Anónimo. (1554). Lazarillo de Tormes. (6ª ed). Editorial Burgos. 1991.
  • Barroso, Manuel (2007). Autoestima del venezolano. (3ª ed). Caracas: Galac.
  • López-Pedraza, Rafael (2002). Sobre héroes y poetas. Caracas: Festina Lente.
  • Padrón, Alejandro (2009). Escuela para pobres. Caracas: Mondadori.
  • Rand, Ayn (2005). La rebelión de Atlas. Buenos Aires: Grito Sagrado.

miércoles, 5 de enero de 2011

La vinculación individuo-sociedad-cultura

En general, durante las conversaciones no expresamos una clara conciencia de la relación entre los aspectos más íntimos de nosotros mismos, nuestra herencia cultural y lo que vemos acontece en nuestra sociedad.


Quisiera proponerles un ejercicio de reflexión, en la cual ustedes lean las siguientes citas y digan lo que piensan y sienten al respecto, en relación con nuestra sociedad y ustedes dentro de ella.


"Mira a tu alrededor: lo que le has hecho a la sociedad, lo has hecho primero dentro de tu alma; la una es la imagen de la otra. Esta lamentable ruina que es ahora tu mundo, es la forma física de la traición que cometiste con tus valores, ... tu futuro, tu país y contigo mismo. Has sacrificado tus virtudes en provecho de tus vicios, ...y a los mejores hombres en provecho de los peores."
Ayn Rand. La rebelión de Atlas.